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Bob Crane, una carrera de éxito con un final desolador

Son muchos, por desgracia, los crímenes sin resolver que cada año se siguen dando alrededor del mundo. En cualquier país, en cualquier ciudad, un asesinato puede quedar sin ser desentrañado, por falta de pruebas o evidencias lo suficientemente convincentes para culpar a alguien, o al menos, para juzgarle y meterle en la cárcel. Ocurre, por desgracia, casi cada semana, pero apenas nos enteramos de esos casos porque la mayoría de veces ni siquiera aparecen en los medios de comunicación. Sin embargo, alguno de esos crímenes sin resolver tiene mucho eco en la opinión pública, ya que sus víctimas son artistas o celebridades. Pasó con La Dalia Negra, seguramente uno de los crímenes más misteriosos de toda la historia de los Estados Unidos, y también con la muerte de Bob Crane, el famoso actor, presentador y cómico que durante décadas hizo reír a todo Estados Unidos con sus ocurrencias.

La vida de Crane, como la de tantos otros actores de Hollywood de la época, estuvo llena de luces y sombras, ya que el cómico llegó a disfrutar de un éxito brutal, pero también probó el fracaso, cuando la serie que le hizo tremendamente conocido dejó de emitirse, en parte, por culpa de los muchos escándalos que le perseguían. Era un tipo que caía bien a todo el mundo, por su risa fácil y su rostro divertido. Pero en su vida privada, Crane estaba desarrollando una adicción al sexo que le llevaría a la ruina y seguramente, también a la muerte. Asesinado en 1978, todavía, más de cuarenta años después se desconoce quién fue el autor de este terrible crimen. Siempre hubo un sospechoso principal, pero nunca se pudo probar su culpabilidad. El caso ha quedado sin resolver, pero la vida de Crane puede seguir siendo un ejemplo de advertencia para muchos.

Los inicios de Bob Crane como actor

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Nacido y criado en Connecticut, Bob Crane dejó el instituto siendo todavía muy joven, sin terminarlo, para comenzar su vida en el mundo del espectáculo tocando el tambor con diferentes bandas y agrupaciones. De ahí pasó a probar suerte en la radio, a principios de los años 50, cuando la televisión ya empezaba a llevarse a las audiencias. Crane fue uno delos últimos grandes gurús de la radio en Estados Unidos, especialmente durante su etapa en Los Ángeles, donde dirigía un show matutino de entrevistas y humor que era muy seguido en la en toda la Costa Oeste. Su popularidad creció  como la espuma e incluso logró entrevistar en su show a figuras de la talla de Frank Sinatra, Marilyn Monroe o Bob Hope. Aquella fama le permitió acceder también al mundo de la televisión, tan en auge en aquel momento.

La carrera de Bob Crane

Desde principios de los años 60, Crane participó en numerosos programas televisivos, tanto en su faceta como humorista como en la de actor, en series muy diferentes entre sí, como La Dimensión Desconocida o la serie de Donna Reed, que le dio a conocer al gran público. En 1965 comenzó con la serie Hogan´s Heroes, que se mantuvo seis años en pantalla. En ella, Crane interpretaba a un coronel nazi que tenía que lidiar con las vicisitudes de un campo de refugiados en la Alemania de Hitler. El tono de parodia y humor de la serie les hizo ganar muchísima audiencia, convirtiendo de una vez por todas a Crane en una verdadera estrella en todo el país. Sin embargo, él mismo se encargaría de descarriar toda esa buena estrella que había ido consiguiendo con el tiempo por culpa de sus polémicas y adicciones.

Una vida llena de polémicas

La serie Hogan´s Heroes ya trataba de por sí un tema bastante polémico, como era satirizarel nazismo, un sistema que había provocado tanto dolor e incluso muertes de compatriotas tan solo un par de décadas atrás. Sin embargo, la acogida entre el gran público fue buena. Crane, por su parte, gozaba de mucha fama, pero también eso empezaba a jugar en su contra. Y es que el cómico había desarrollado una obsesiva adicción al sexo que le hacía pasar días enteros dentro de clubes de striptease sin ningún tipo de límite ni barrera a sus instintos. Esto provocó el divorcio de su primera mujer, su novia del instituto, con la que había tenido ya tres hijos.

Crane empezó a salir entonces con una actriz que había conocido en su serie más famosa, Sigrid Valdis, con quien se casó en 1970 y con quien tuvo otro hijo, además de adoptar a una niña. Sin embargo, aquel nuevo matrimonio no alejó a Crane de su obsesión por el sexo y por la mala vida. Trabajó en diferentes proyectos menores durante un tiempo y posteriormente, ya a mitad de los años 70, desarrolló una obra de teatro que le llevó a actuar por todo el país. En su etapa como estrella televisiva, Crane había conocido a un profesional de la fotografía, John Henry Carpenter, a través de un compañero de reparto. Cran disfrutaba mucho de ese arte, y trabó amistad con aquel hombre, algo que también le hizo ir de mal en peor en sus adicciones.

La misteriosa muerte de Bob Crane

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Al parecer, el propio Bob Crane era utilizado por el tal Carpenter, y cuando se dio cuenta de aquello, en 1978, le llamó muy enfadado para poner fin a su amistad. Misteriosamente, al día siguiente Crane apareció apaleado hasta la muerte en Scottsdale, Arizona, la ciudad a la que había llegado para presentar su obra de teatro. Alguien le había provocado la muerte con una paliza absolutamente descomunal, utilizando un objeto contundente. Se pensó en Carpenter desde el principio, ya que su enemistad había sido notoria en esos últimos días, y el arma homicida bien podría haber sido un trípode de fotografía como el que utilizaba el ex amigo de Crane.

Se le intentó condenar, y sin embargo, no se encontraron pruebas suficientes para juzgarle como culpable. El caso se cerró sin un asesino, pero volvió a abrirse en 1990, doce años después, con nuevas pruebas y la esperanza de que el análisis de huellas más avanzado diera con la solución. Sin embargo, las pruebas tampoco fueron concluyentes en ese momento  y Carpenter volvió a ser considerado como no culpable por la corte. El caso se cerró definitivamente en aquel momento, y el principal sospechoso murió en 1998, defendiendo hasta el último día su inocencia.